
Pero la historia no termina ahí, hay más: anunciada la guerra por la prensa, miles de jóvenes chilenos acudieron en masa a los cuarteles para alistarse.

A los pocos que manifestaron alguna duda se los acusó de "vendidos al oro del Perú". Don Ladislao se enfrascó en una discución con los pacifistas de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH). Tan ardientes de pasión nacionalista estaban algunos grupos que el 21 de julio de 1920 una turba asaltó la sede de la FECH destruyendo sus instalaciones. Incluso el gobierno llegó a detener a los líderes de la FECH e iniciarles un juicio que se llamó "Proceso de los subversivos". Este número de circo terminó trágicamente cuando uno de los detenidos murió en la cárcel.
Chile nunca entró en guerra con Perú ese año. Las elecciones resultaron un empate.
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