jueves, 3 de mayo de 2012

El triunfo de Isidoro Cañones

Quiero compartir con Uds. esta nota periodística, pero no por la crítica que hace al vicepresidente del actual gobierno [gobierno a cargo de personas que no me caen bien pero con el que comparto los principios generales de macro-política que sentó y defendió el Peronismo de la primera ola, el del '45: 1) Defensa en todos los ámbitos de la soberanía de nuestra Patria; 2) Independencia económica respecto de las potencias extranjeras; y 3) Justicia social], sino por lo bien que está escrita y los gratos recuerdos de la infancia que me trajo. La nota está redactada "sine ira et iracundia" y con un tono alegre y simpático. El juego es la comparación que hace de Amado Boudou con el "playboy number one" de la noche porteña: Isidoro Cañones (aquél divertido y entrañable personaje creado por Dante Quinterno). Es cierto lo que relata el periodista: veinte días atrás Boudou parecía un boxeador al borde del knock-out; pero se las ha rebuscado ingeniosa y atrevidamente, al mejor estilo de Isidoro Cañones, y hoy luce eufórico, imbatible e impune.
Les cuentó además que ¡de niños devorábamos con Barriga Negra las historietas de Paturuzú e Isidoro! ¡TE DIGO MÁS!: creo que la última vez que me prestaste unos números, querido Barriga, hace más de quince años, nunca te los devolví. Espero que esta nota te traiga a la memoria la alegría de aquellos días en que tanto nos divertían las aventuras de Paturuzú e Isidoro.


Amado Boudou II, o el triunfo de Isidoro Cañones

Por Carlos Salvador La Rosa
MENDOZA (Los Andes). Isidoro era una suerte de playboy atolondrado, un hedonista, un maula (tal como solía definirlo Patoruzú, por su falta de entereza) y, en definitiva, un botarate, para emplear una linda palabra de la época. No llegaba a ser un dandy, digamos, como el Dr. Quintana o Lucio V. Mansilla o Benigno Ocampo, quienes, además del dinero, acreditaban una erudición y una cultura que Isidoro no tenía. 
Pero su comprensible gusto por el champagne, las mujeres y el despilfarro lo erigieron fácilmente en un envidiado referente de los argentinos. No sé si ser Isidoro Cañones no es, en definitiva, más apetecible que ser el cacique Patoruzú para muchos de nosotros.
Nadie sintetizó mejor al porteño y al argentino promedio, un chanta irresponsable, pero increíblemente carismático, un frívolo que justificaba sus infames estafas para obtener guita, chapa y chicas... Sus compañeros carecían de iniciativa cuando no lo tenían a él; sin dudas, Isidoro es un líder natural... Se pasa el día pensando a quién embaucar, tiene pocos escrúpulos pero sus andanzas fascinan a aquellos que no comulgan con su ética y métodos y logra que muchos quieran vivir la vida como él... Isidoro se mete en líos para ganar dinero fácil u obtener algún beneficio personal, pero siempre sale airoso de cualquier problema al final de la historieta.
El 8 de abril publicamos una opinión en la que postulábamos la hipótesis de que Isidoro Cañones había reencarnado en Amado Boudou, algo que podría parecer disparatado incluso para los creyentes en la reencarnación, ya que no es fácil explicar cómo un personaje de historieta se transforma en un personaje real. Pero si se agrega que tal transmutación ocurre en un país donde la historieta y la historia tienen cada día más y más puntos en común, la hipótesis quizá ya no suene tan descabellada.

En esta nota aportamos más comparaciones que ratifican nuestro parecer de que el amado vicepresidente o es una reencarnación literal de Isidoro Cañones, o, cuando menos, debe ser un lector fiel de la historieta, acausa del modo casi textual en que copia las fórmulas con que Isidoro siempre logra salir airoso. Tanto y tan bien las copió que cuando escribimos la primera nota, Amado Boudou parecía estar en la lona y a menos de un mes de aquel ímprobo momento, hoy no sólo se recuperó como el mejor, sino que destruyó a todos sus enemigos, de modo contundente e implacable.
En efecto, en apenas 20 días, luego de una memorable no conferencia de prensa en el Congreso, donde el Vicepresidente denunció una inmensa conspiración contra él encabezada por mil cabezas (un procurador camporista, el juez y el fiscal de la causa, el titular de la Bolsa de Comercio, un gobernador infiltrado, medios monopólicos, periodistas antipatria y una empresa competidora suya..., mejor dicho, del amigo que dice no conocer), ya casi nadie ha quedado en pie, para bien de nuestro Amado.

El procurador no sólo fue eyectado de su cargo sino que anda peleando para no ser procesado. El juez fue echado de la causa porque un amigo del vice le pidió "asesoramiento" para salvar al vice y luego, en pago por el "asesoramiento", lo delató. El fiscal anda en la cuerda floja. La empresa impresora de billetes competidora está casi quebrada y sus dueños al borde del infarto, mientras que la empresa del amigo que Boudou dice no conocer, ya inunda de billetes todos los senderos de la patria. Nadie quedó en pie, salvo Boudou y sus amigos, más triunfantes y fortalecidos que nunca. 
Igual, exactamente igual, que en la historieta, algunos de cuyos capítulos reproducimos a continuación para solaz de nuestros lectores.


De cómo Isidoro le propuso a Patoruzú un nuevo sistema jubilatorio
Cuando Patoruzú se candidatea a presidente de la Nación (Revista "Andanzas de Patoruzú", nro. 229, titulada: ¡Presidente!, marzo de 1973) y le ofrece la vice a Isidoro, éste lo primero que le propone al indio es lo siguiente: "Te pido que con la retención del cargo de vicepresidente me nombres ministro de Bienestar Social, tengo la gran reforma jubilatoria." 
Entusiasmadísimo por la brillante idea, Patoruzú le pide a Isidoro que se la explique: "Todo argentino al cumplir 15 años empezará a percibir del Estado una mensualidad ajustable de acuerdo con el valor del peso para que se lo gaste en viajes, casinos, carreras y otros entretenimientos. Hasta que tenga 55 años en que empezará a trabajar para devolver los beneficios recibidos".
Patoruzú le rechaza tal desmesura, pero Isidoro vuelve a la carga y le sugiere una lista de candidatos legislativos: "Mirá, ya tengo la lista de la gente que te va a rodear en los cargos electivos. Senadores nacionales: Petete y Meneca. Diputados: Chochón, Bubby, Freddy, Lucho y Mónica. Es toda gente de primer orden, son mis amistades".
Patoruzú no acepta la lista de amigotes, pero lo deja feliz con estas palabras: "Quedate tranquilo que te voy a llevar nomás de vicepresidente". Isidoro Cañones cavila y se dice a sí mismo, encogiéndose de hombros: "Bueno, algo es algo".
Isidoro tiene muchas agachadas, pero si hay algo de lo que jamás puede acusárselo es de dejar en banda a sus amigos. Ya habrá tiempo cuando llegue a la vicepresidencia para demostrarles su lealtad.

De cómo Isidoro logra salvarse de la cárcel apelando al sentimiento patrio
Isidoro es obligado por su tío, el Coronel Cañones, a cumplir el servicio militar que de joven evadió con malas artes (Locuras de Isidoro, nro. 1, titulada "Vivan los novios", julio de 1968) . Por supuesto que en la colimba no deja transfugueada por hacer, hasta que el Coronel Cañones le ordena a un soldado que meta preso a su sobrino. Pero cuando intentan arrestarlo, Isidoro entona a viva voz las estrofas del Himno Nacional Argentino. Y ante la canción patria, el soldado y el coronel -imbuidos de fervor patriótico-, en vez de detenerlo, le hacen la venia en señal de respeto, mientras el Coronel piensa: "Maldito, siempre un recurso a mano". 
Isidoro siempre supo mejor que nadie cómo transformar el sentimiento nacional patrio en una ventaja personal.

De cómo Isidoro aprovechó la fiebre petrolera para imprimir billetes con su nombre
El Emirato de Razkun y el Emirato de Chatún, dos emporios petroleros, quieren invertir en la Argentina (Locuras de Isidoro, nro. 278, "Las diez mil y una noche", julio de 1991). Los representantes de Razkun contratan a Isidoro como relacionador público, y éste pide el pago en petrodólares.
Sus clientes le preguntan si simpatiza con el 3er. Mundo, a lo que Isidoro responde: "Para mí solamente existe el 4to. Mundo, el mundo de Isidoro Cañones." 
Con los petrodólares que obtiene por sus servicios al emirato, Isidoro decide imprimir su propia moneda, a la cual llama Isidólares. Al principio los Isidólares tienen gran éxito, pero se imprimen tantos que al final terminan devaluados a cero peso. 

De cómo Isidoro descubrió la conspiración contra él y destruyó a todos sus enemigos
En las Locuras de Isidoro nro. 13, ("El hijo de Satán", julio de 1969), la empresa de cigarrillos "Gold Star" contrata a Isidoro para que le haga publicidad, debido a la admiración que en el pueblo suscita su fama de play boy. Para cumplir con su contrato, Isidoro agarra una guitarra eléctrica, se disfraza de "punk" y arma un escándalo en un concierto de Julio Bocca. 
Es que mientras más escándalos hace (como pasearse con un elefante por el centro porteño y llevarlo a la fiesta de la Vizcondesa de Dedulac, donde el elefante empapa a los invitados) más cigarrillos vende. Pero un día aparece un grupo de religiosos que lo acusa de ser un mal ejemplo y un corrupto. De a poco las denuncias comienzan a ser creíbles para la opinión pública. Isidoro primero las ignora pero cuando ve que su popularidad cae, elabora un plan de acción.
Así, descubre que los religiosos son gente contratada por la firma de cigarrillos rival "Good Night" para desprestigiarlo. A fin de desbaratar la conspiración llama a su abogado, el Dr. Legúlez, y le da la siguiente instrucción:Hay unos tipos que me están difamando. ¡Está en juego mi buen nombre y honor! Enchufales una demanda y de lo que saqués de indemnización vamos miti y miti.
Pero como con la vía judicial no alcanza, Isidoro decide actuar por cuenta propia. Coimeando a una empleada, se mete en la casa de los religiosos. Ya adentro, les "planta" cigarrillos de marihuana, boletas de quiniela y libros que hablan de cómo hacer un golpe de Estado. Luego llama a la tevé y a la policía y los que quisieron difamar son encarcelados por viciosos y golpistas, gracias a la "merca" que les "plantó" Isidoro, mientras éste es reivindicado por la prensa y el pueblo vuelve a adorarlo. 
Al final, Isidoro empuña de nuevo la guitarra, retoma su vida de playboy y vuelve a hacer publicidad de cigarrillos, pero eso sí, ahora pide el triple de honorarios.
P.D. aclaratoria y/o exculpatoria: Toda similitud entre los nombres de las empresas Gold Star y Good Night con las empresas The Old Found, Boldt, Ciccone o London Supply, es pura coincidencia. 
Tampoco existe parecido alguno entre los amigos de Boudou (Vandenbroele, Núñez Carmona, Carosso Donatiello, Sergio Martínez) y los de Isidoro (Petete, Meneca, Chochón, Bubby, Freddy, Lucho y Mónica), excepto que todos -los unos y los otros- son habitués de la noche marplatense. 
Cualquier similitud entre la reforma jubilatoria deBoudou y la de IsidoroCañones es falsa de toda falsedad, en particular porque Patoruzú no se la aceptó a Isidoro yCristina sí se la aceptó a Amado.
Finalmente, cualquier parecido entre los Isidólares y los billetes impresos por Ciccone es mera conjetura, porque los billetes de Isidoro ya provocaron la devaluación, mientras que los que está imprimiendo el amigo no reconocido de Boudou, aún no se sabé qué cosa provocarán.
Fuente: Los Andes

P.D.: Yo, y entre nosotros, lo único que lamento... ¡es que no haya un Tío como el Coronel Urbano Cañones para enderezar al Botarate!

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