En Argentina, cuando un político asume su cargo, jura ante la Biblia que cumplirá sus deberes con honor y que si así no lo hiciere, Dios y la Patria se lo demanden. Desgraciadamente, se ve que Dios y la Patria no tienen abogado. Los peruanos, por su lado, han encontrado un mejor acicate para incentivar a sus políticos a que cumplan con sus promesas electorales.
En la ciudad de Huancayo (Perú) acaban de tomar juramento para el cargo de alcalde a Abraham Carrasco Talavera, y en el acto le han propinado unos buenos azotes para que sepa lo que le espera si no cumple con lo que prometió en la campaña. La ciudad se encuentra a 310 km de Lima, donde el joven alcalde de 23 años, fue azotado por un ciudadano del lugar, Cupertino Sáenz
El flagelo se realizó ante un crucifijo, ante el cual Carrasco agachó su cabeza, recibió los latigazos y su verdugo, en quechua, le recordó: “No seas ladrón, no seas mentiroso y no seas ocioso”. Luego de los golpes, el Alcalde besó la mano del azotador y guardó el látigo para no olvidar sus promesas.
El flagelo se realizó ante un crucifijo, ante el cual Carrasco agachó su cabeza, recibió los latigazos y su verdugo, en quechua, le recordó: “No seas ladrón, no seas mentiroso y no seas ocioso”. Luego de los golpes, el Alcalde besó la mano del azotador y guardó el látigo para no olvidar sus promesas.
Se que me tildarán de primitivo... ¡pero a mi me parece perfecto! Y propongo, además, que no sólo usemos los latigazos como método preventivo sino también luego que finalizó el mandato del político, como método retributivo.
Fuente: Diario Uno
P.D.: ... la verdad... que yo no tendría ningún problema si fuese ella:
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