lunes, 26 de octubre de 2009

Insólito: un político habría intentado hurtar 5 libros

Insólito por dos cosas:
1) ¿Cuántos políticos se roban libros? Entre nos, ¿quién de nosotros nunca se robó un libro que le gustaba mucho?
2) ¿Cuántos políticos son detenidos por robar? ¡Tenías que ser de la UCEDÉ, como María Julia, para ir en cana! ¡Hacete peronista, gil!

Aquí la noticia publicada por “Crítica de la Argentina”, con bastante saña y mala leche, pero que nos relata el curioso episodio.

Detuvieron al ex funcionario menemista Jorge Pereyra de Olazábal
Lo apresaron por intentar salir de una librería de Recoleta con cinco títulos sin pagar. Fue secretario de Industria y de Asuntos Militares en la década del noventa. Era hombre de la Ucedé.

Doble apellido, afición por el golf y los caballos, ex director del Jockey Club, funcionario menemista durante diez años, dirigente de la UCD, caballero de la Orden de Malta, saco de lino, un aire al actor George Hamilton y jopo inolvidable. Toda una trayectoria política y estética al borde de la autoparodia para terminar, una tarde soleada y fría, en una cárcel común por intentar robarse cinco libros de un local de Cúspide, en el shopping Village Recoleta.
Hasta la medianoche, Jorge Pereyra de Olazábal seguía preso acusado de “tentativa de robo”. La categoría leguleya esconde un pecado menor, pero inusual, incómodo, insoportable, para un cajetilla como Pereyra de Olazábal: intentar llevarse cinco libros escondidos en un bolsito, sin siquiera sacarle la alarma. “¡¿Por qué no se ocupa de cosas imporrrtantes?!”, reprochó a este cronista una coqueta mujer que lo fue a visitar a la Comisaría 19. En las malas, ayer, a Pereyra de Olazábal lo pasaron a ver ella y su hijo, nadie más.
Antes de que se lo llevaran en patrullero, de Olazábal se tomó un café en la afrancesada Brioche Dorée, en el centro de Cúspide, incrustada en el Village. Caminó como un dandy por los pisos de madera de la zigzagueante librería; atravesó la parte de las novedades, se decidió por un libro –cuyo título estaba bajo secreto de sumario–, lo pagó en la caja y enfiló para la puerta. Lo detuvo el bochornoso sonido de la alarma. Se había olvidado de pagar los otros cinco ejemplares escondidos en su bolso.
Entonces, explicó que quería pagar los libros, según los testigos. Amagó con poner en juego sus contactos, pero reculó; pidió disculpas, reclamó que el evento no pasara a mayores y prometió que no volvería a suceder. Su performance emocional no sensibilizó al guardia y, mucho menos, al encargado. Llamaron a la policía y, a las 4 de la tarde, ya estaba preso. Su causa, digamos, cayó en el Juzgado de Instrucción 4.
No es la primera vez que este liberal de 62 años tiene un roce embarazoso con la Justicia. A raíz de su paso por el menemismo, tuvo que declarar por una venta ilegal de armas a Bolivia que nunca se concretó. Desde Suiza, también pidieron informes por supuestas cuentas secretas. Salió airoso en ambos casos.
En 1989, Jorge Pereyra de Olazábal impulsó, junto a Álvaro Alsogaray, el acercamiento de la UCD al menemismo. El ex presidente lo premió con los cargos de secretario de Industria y Comercio, durante la gestión del fallecido Erman González como ministro de Economía. Fue, además, secretario de Asuntos Militares, ex interventor de la estatal Fabricaciones Militares y hasta asesor presidencial. Pereyra de Olazábal fue un funcionario récord del menemismo por presencia y versatilidad en los cargos.
Pasado el menemato, soñó con encabezar un frente de centroderecha con Mauricio Macri, Ricardo López Murphy y Luis Patti, entre otros. No se le hizo.
En el último tiempo, se acercó a los hermanos Rodríguez Saá. Fue candidato a legislador porteño por el partido Es Posible, pero no le fue nada bien a pesar de su entusiasmo y vivacidad. Alberto Rodríguez Saá lo consoló con la presidencia de la Casa de San Luis en la Capital Federal.
Desde su vínculo con la causa de la venta de armas al “intento de robo” de ayer, hay un notorio descenso en la escala delictiva. La lejanía del poder tiene estas cosas.
Al menos, el dandy pasó la noche en la comisaría más paqueta, la seccional de Recoleta, en Charcas y Agüero.

Y LES DIGO MÁS, HERMIONE, FAUNO, HÉRCULES Y PÚBLICO EN GENERAL: Hay un blog (editorialmanchadeaceite.blogspot.com) que le pregunta a escritores “¿Cuál fue el primer libro que robaste?”.
Aquí algunas de las respuestas:
Juan Diego Incardona: “Viaje al centro de la Tierra”, de Julio Verne.
Marcelo Figueras: Uno de cuentos de Jack London. Y no lo robé de una librería, sino de una casa de familia. Pero no se lo digan a nadie.
Daniel Durand: Robé cientos, no recuerdo cuál fue el primero, pero te cuento que una vez nos invitaron a leer poemas a rosario, por el 91 más o menos, leímos en la hermosa librería de Vites y otro poeta rosarino, que creo que era Carlos Basualdo, ahí vi por primera vez en venta los tres tomos plateados de “en el aura del sauce” de juan ele, estaban muy caros, yo enloquecí, los agarré, y salí corriendo hacia la terminal y me tomé el primer micro de nuevo a Buenos aires, antes de que arrancara el micro en la terminal me palpitaba el corazón, pensaba que Vites y Basualdo me venían persiguiendo!
Félix Bruzzone: “La huída”, también de la colección “Elige tu propia aventura”. Era de mi prima, me dijo que era muy bueno y entonces cuando se descuidó se lo robé. No lo leí mucho, igual, porque no me pareció nada bueno. Aunque en realidad, creo que no me pareció bueno porque mi prima había dicho que sí lo era.
Juan Terranova: Tuve una seguidilla muy buena en varias ferias del libro. Robaba mucho, libros difíciles, los cuentos completos de Arlt, por ejemplo. Una edición de los cuentos de Faulkner, que sacó Anagrama. Creo que el primero fue La sinagoga de los iconoclastas de Rodolfo Wilcock. Un libro hermoso para robar.
Noé Jitrik: “Una antología chilena de Rubén Darío”: cuando tenía 14 (en realidad la robó mi hermano pero me la regaló de modo que, cómplice o beneficiario, termino por ser ladrón).

7 comentarios:

Hercules dijo...

Una pregunta querido Barriga: a los efectos de tu encuenta, ¿cuenta como "robar" si uno pidió un libro prestado y nunca lo devolvió?

Hercules dijo...

La verdad que no me acuerdo. O sea, no es que no me acuerde si robé o no robé un libro; no me acuerdo cual fue el primero. Pero sí me acuerdo de los últimos que robé: cosas aburridas de Derecho. Es que durante unos años trabajé para una Editorial jurídica y cada vez que iba a pedir un aumento y no me lo daban, me enojaba y me consideraba moralmente habilitado a "llevarme" libros "a cuenta de lo que me deben por mi duro trabajo". Y al fin y al cabo, siempre creí eso de que "el que roba a un ladrón, tiene cien años de perdón".

Hermione dijo...

Hercules te devolvi el libro???
Si, si, creo que si. Pero a Barriga Negra le debo un par...
Estoy pensando si robe un libro,mmmmmmm me parece que no... Lo voy a pensar más!!!

Barriga Negra dijo...

Hércules: Creo que, a los efectos de la encuesta, al hecho "pedir un libro y no devolverlo" podríamos ponerlo en el lado del robo, aunque, claro, lo que importaría en este caso sería la intención.
Hermione: Podés declarar tranquila, salvo que des el nombre de un amigo/a que se avive y pueda reclamarte el libro. ¿Algún novio te regaló algún libro memorable que pueda ser incluido a esa larga lista del post "El regalo de los hombres"?

Hermione dijo...

Ya recordé!!! Mi primer libro hurtado fue de la colección de Elige tu propia aventura: "El expreso de los vampiros"
Hoy elegí varios finales para los hombres abominables que dan regalitos... mucho sol, ajo y un buen crucifijo cerca... cuidado!
Ah era muy pequeña cuando hice esto...

Hercules dijo...

Hablando de Roma... ¡Che, Hermione, devolveme el libro de los tests psicológicos!

Hercules dijo...

Esto me hace acordar un refrán:
"Hay dos clases de boludos: los que prestan un libro, y los que lo devuelven".