Siempre atentos a los pedidos de nuestras lectoras, delinearemos en sencillos, pero verídicos, trazos la figura de Príapo.
Hijo extramatrimonial de Afrodita, Diosa del Amor, y Dionisio, Dios del Vino y las Buenas Juergas, el pobre Príapo se ve que nunca tuvo la atención paternal que todo niño clama. Se dedicó pues, como tantos, al sexo. Y estaba magníficamente dotado para eso.
Resulta que Hera, la esposa de Zeus (de la que tambien se cuenta que era su hermana mayor), había calmado la furia de Hefesto ("Vulcano" para los romanos), Dios del Fuego y la Forja -el de un solo ojo- (que era su hijo y estaba enojado con ella porque lo había hecho MUY feo -para fatidiar a su marido Zeus por unas aventurillas que este habia tenido-), como digo Hera había calmado la furia de Hefesto entregándole como esposa a Afrodita, la Diosa del Amor. Pero Afrodita sudaba amor... y lo entregaba a raudales a caballeros que no eran su esposo. Esto disgustó mucho a Hera, que era -valga la redundancia- Diosa del Matrimonio. Por eso cuando Afrodita tuvo a Príapo, Hera maldijo el parto e hizo que el niño fuese extremadamente feo (y enano) y tuviese unos genitales descomunalmente grandes. Ya desde el vamos el chico tuvo problemas. Y es que su padre -Dionisio- tampoco lo quería ver porque sospechaba que durante el último viaje a la India Afrodita se había acostado con el joven Adonis (dicen que no estaba nada mal el pibe, parece que era todo un Adonis); motivo por el cual finalmente se divorciaron. En fin, todo un quilombo estas historias de familia de los dioses griegos.

Años mas tarde, durante el esplendor del Imperio Romano, se erigieron sitios exclusivos para su culto, en los que se lo representaba cómodamente acostado y con el falo erguido. A esos templos solían acudir mujeres incapaces de procrear con la esperanza de que si eran penetradas por la deidad (o, mas bien, por su estatua) se volverían fertiles.


Muchas otras aventuras tuvo Príapo en su vida y serán relatadas en otra ocasión por narradores mas locuaces.

Qui sum ligneus, ut vides, Priapus
| Aunque como ves yo, Príapo, soy de madera, Igual que de madera son mi hoz y mi pene, te tomare, y teniéndote así te la meteré, toda entera, por muy grande que sea, más tensa que una cítara, hasta la séptima costilla |
Cur obscena mihi pars sit sine veste, requiris:
| Me preguntas por que llevo mis partes sin cubrir; Date cuenta que ningún Dios oculta sus armas. El Señor del Mundo muestra abiertamente sus rayos; El Dios del mar no oculta su tridente. Ni Marte esconde la espada que le da valor Ni la intrépida Palas se guarda la lanza entre la ropa. ¿Es que se avergüenza Febo de sus flechas doradas? ¿Esconde Diana su carcaj? ¿Y Alcides su mazo lleno de nudos? ¿Acaso tapa el Dios alado el caduceo con la túnica? ¿Quién ha visto a Baco ocultar bajo la ropa su ligero tirso? ¿Y quién te ha visto a ti, Amor, sin tu antorcha visible? De modo que no será un crimen tener el pene siempre al descubierto; Sin él me encontraría inerme. |
Insulsissima quid puella rides?
| ¿De qué te ríes, tontita? No me hizo Praxiteles, ni Escopas; Ni fui esculpido por la mano de Fidias; Fue un campesino el que cogió un tronco en bruto Y me dijo: Tu, se Príapo. Pero ya veo que me miras y te ríes. Debe parecerte muy sabrosa esta cosa Que se eleva como una columna entre mis ingles. |
Ne prendare, cave. Prenso nec fuste nocebo,
| Ten cuidado, no vaya a agarrarte. Si te agarro no te apaleare a garrotazos, Ni te heriré cruelmente con la curva de la hoz. Atravesado por mi percha descomunal quedarás tan estirado que nunca pensarás que tu culo tenga curva alguna. |
Hoc sceptrum, quod, ubi arbore est recisum,
| Este cetro que, procedente del árbol, Nunca más volverá a reverdecer; Este cetro que reclaman para sí Las jovenzuelas lujuriosas; Que algunos reyes desean tomar entre sus manos; Y que besan los nobles sodomitas, Se hundirá en las entrañas del ladrón Todo entero hasta la empuñadura de los cojones. |
Donec proterva nil mei manu carpes,
| Mientras no robes nada con esa atrevida mano, Podrás mantenerte tan casto como la Mismísima Vesta. De lo contrario, Este arma te abrirá en canal de tal modo Que podrás salirte entero por tu propio culo. |
Que inigualable momento de paz y languidez que nos da la poesía! Ah!, puedo escribir los versos mas tristes esta noche!
Hay que recalcar que no solo en la Antiguedad tuvo Príapo sus modestos seguidores. Tambien los tiene hoy en día. Se denominan "Iglesia de San Príapo" y mas que nada oran al falo. Fundada en 1980 en Montreal (Canadá) por el señor D. F. Cassidy, se expandió rapidamente a los Estados Unidos (claro, cualquier cosa prende allí!).
Incluso la medicina moderna ha tomado el nombre de nuestro libidinoso dios para designar a una enfermedad: el priapismo (sucede cuando por un problema arterial los cuerpos cavernosos del pene se endurecen y mantienen erecto al miembro durante largo tiempo, pero el cuerpo esponjoso, glande incluido, se mantiene blando; en ciertos casos puede ser muy doloroso).
Esta es la historia de Príapo, curiosa lectora, del que te mantendrás alejada ahora que lo conoces, a menos que con velada imagen simules ser diosa fantástica y cabalgues su indómito corcel.
4 comentarios:
Ud. siempre tan culto Hércules.
De ahí viene la frase "Te voy a agarrar de prepo".
Seguramente el padre Grassi era de la Iglesia de San Príapo.
¡Hércules se rompe el culo (perdón la expresión) visitando a San Príapo y ustedes le dicen cualquier cosa! ¡No hay derecho!
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