lunes, 11 de agosto de 2008

San Martín según Cucurto

Chicos: llegó la hora de leer historia.
Docentes: dejen de hacer paro y actualícense.
Felipe Pigna: andá mejorando el marketing, porque te pasan por arriba y terminás como Félix Luna.
¿Por qué TDM hace estas afirmaciones?
Muy sencillo.
Emecé publicó recientemente 1810. La Revolución de Mayo vivida por los negros, de Washington Cucurto, que es una especie de historia como las que presentaba la revista Condorito años atrás.
En el libro que nos concierne, el señor Cucurto cuenta (entre otras muchas cosas) que el general San Martín era marihuanero, fiestero y bisexual.
¡Vade retro, sanmartinianos, no se enojen conmigo! Soy sólo el mensajero.
Además no es nada malo experimentar nuevas sensaciones en la vida.
Lo importante, vamos a ser claros, es que San Martín liberó a Latinoamérica. ¡Joder!
Déjenme seguir, mandigas.
Gracias.
En la reveladora fábula, el señor Washington cuenta que su bisabuela Olga Cucurtu era amante de San Martín, y afirma cosas de este estilo: “Cuando el General se enteró de la escapina de los negros (NR: léase un motín) corrió al cuarto de Clodoaldo, su mano derecha, que había cruzado los Andes con él y al que en más de una ocasión, para resguardarse de las inclemencias del frío, el General le mamaba la verga en una cueva extrayéndole su leche paterna”.
En tono reflexivo dice que “seres como el General y el negro Clodoaldo han luchado a lo largo de toda la existencia humana contra viento y marea, contra cualquier exposición que no sea la del amor”. Enfáticamente agrega: “¡Nuestros grandes clásicos son todos grandes putos, felices comepollas ardientes!”.
Desde la solapa recomiendan el libro Tomás Eloy Martínez y Ricardo Piglia, así que, sanmartinianos, si tienen alguna queja remítanse a estos admirables críticos. Y no a mí, Barriga Negra, ni a mi socio Hércules.
En la solapa también hay unas palabras de Beatriz Sarlo, que no se sabe si son de elogio, o, bien, todo lo contrario. (Betty: ¡Buena manera de no quedar mal con nadie!).
¡Adelante, chicos, a leer un poco de historia! ¡Diversión asegurada… o los visita Cucurto!
¡Agarren los libros antes de que algún Libertador los lleve a cruzar los Andes, montando un caballo overo!


Y TE DIGO MÁS: Yo compré el libro, pero por las dudas no me acerco más a una estatua de San Martín. ¡No vaya a ser cosa que Cucurto tenga razón!

2 comentarios:

Hercules dijo...

¿"Comepollas"? ¿Es español cucurto? Pregunto. Porque en argentino es "chupapijas".

Barriga Negra dijo...

Cucurto es de la República de la Boca.